sábado, 1 de noviembre de 2008

Coraza Corazón




MÉRIDA - Opinión. 28/08/2008

Para proteger a los hijos

Coraza juvenil
Por Margarita Robleda Moguel

Como un oasis en medio de tanta noticia desalentadora, tuve el gusto de ser testigo de la firma del convenio de Coraza Juvenil entre la representante de la Unicef, doña Susana Sottoli, y la gobernadora Ivonne Ortega Pacheco.La nota del Diario nos dice: “Según el Estudio Básico Comunidad Objetivo (EBCO) del Centro de Integración Juvenil, en los últimos cuatro años en Mérida y varios municipios del interior aumentó en forma considerable el consumo de drogas en ese rango de la población. De cada 10 personas que inciden en las adicciones, según el EBCO, 4.5 son menores de 25 años. Por otra parte, en 2006, las autoridades reportaron un aumento del 21% en la cantidad de adolescentes involucrados en conductas tipificadas como delictivas en relación con las cifras de 2005. Y 2007 reportó un aumento del 41% con respecto a 2006”.La solución no es tan sencilla. La desigualdad social, el desempleo, la falta de oportunidades son algunas de las causas. Pobres cachorros nuestros con esa maldición de consumismo que nos ha tocado padecer: maquinaria aterradora, atizando, día y noche, su necesidad de sobresalir a su vecino, con ropa de marca, “aunque sea pirata”, con el celular con más botoncitos, aunque nunca logró aprender a usar los del anterior; con, con, con...Recordé cuando la violencia imperaba en la colonia Cordemex y cómo doña Blanca de Rioseco, esposa del entonces director de la paraestatal, le pidió ayuda a la maestra María Alicia Martínez Medrano. En muy poco tiempo, los alumnos del Centro Cultural Cordemex, diseñado por la maestra, comenzaron a arrasar con los premios estatales e incluso llegaron a ganar nacionales en danza, música, deportes, artesanías, ajedrez y gimnasia, entre otros. Muy pronto entregaban más certificados de primarias y secundarias abiertas que las instituciones creadas para ese fin. Aún hoy, 30 años después, seguimos circulando por la vida cultural, como actores, músicos, bailarines y directores de teatro, alumnos de esos tiempos maravillosos que nos cambiaron la vida.Doña Ivonne habló de comenzar con seis sedes en el sur de la ciudad de Mérida. Espacios donde los jóvenes podrán encontrar cauce a sus inquietudes y desarrollar sus habilidades y talentos. Reflexionando sobre el tema, pensaba que los funcionarios encargados tienen dos caminos: uno, comprender la trascendencia del proyecto y comprometerse con pasión, como sentido de su vocación de servicio; el otro, entender que o le entramos todos o muy pronto tendremos que vivir en búnkeres sitiados por las pandillas que controlan el lugar. No hay de otra.Nuestros jóvenes están enfermos de falta de esperanza. Somos nosotros los adultos los que con nuestra queja constante, nuestra crítica a todo, se la hemos ido matando día a día. Nos quejamos de la falta de valores, pero somos nosotros los que con nuestra doble moral les vamos enseñando el caminito a mentir, abusar, discriminar y robar. Evadir impuestos, responsabilidades y compromisos es la “jactancia” del que se siente “exitoso”. Muchos jóvenes carecen de identidad porque nosotros se la hemos robado al esconder nuestras raíces mestizas y ponderar únicamente lo ajeno, lo extranjero; algunos no tienen límites, porque nosotros los engañamos al hacerles creer que son el ombligo del mundo, que todo lo merecen, que no tienen que dar nada a cambio.Coraza de corazón de todos nosotros para proteger a los cachorros de nuestra especie. Apoyemos el proyecto, hagámoslo nuestro. Participemos.Coraza que proteja el alma, el corazón y la mente de nuestros muchachos; que los fortalezca y los apoye para alcanzar lo mejor de ellos mismos. Coraza que deje afuera la droga, la ignorancia, la injusticia, la impunidad, las mentiras, la intolerancia, el miedo, la soledad.— Tlalpan, D.F.margarita_robleda@yahoo.com

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