sábado, 1 de noviembre de 2008

Los otros derechos de los niños y de las niñas

MÉRIDA - Opinión. 05/06/2008

Otros derechos de los niños

Algunas ideas más

Por Margarita Robleda Moguel

Primero fue Olga Moguel de Derechos Humanos y ahora la diputada Bertha Pérez Medina quienes, amablemente, me han hecho llegar el documento con el cuadro de análisis y comparativo sobre las propuestas de ley de protección de niñas, niños y adolecentes del estado de Yucatán, que presentan para su aprobación, respectivamente, el PAN y el PRI, así como la propuesta ciudadana.Gracias, la democracia se construye entre todos y entre todas. Por mi parte, tengo algunas ideas, preocupaciones y preguntas que compartir. Partimos de que, como en botica, hay de todo. Para algunos, es de carácter urgente estipular leyes que aseguren casa, vestido y sustento, salud, educación, respeto y cultura. Para éstos y aquéllos, propongo que tendrían que haber, además, algunos otros derechos: Derecho a sentirse parte de una comunidad; a ser escuchado, a preguntar y que se le responda con la verdad; derecho a la esperanza de que, a pesar de todas las noticias amarillas, trabajando en conjunto y por el bien común, ¡saldremos adelante! Derecho a que sus maestros preparen sus clases más interesantes, y a que sus papás les den más tiempo, besos y abrazos, en lugar de lavar sus culpas de ausencias con regalos.Pero también, si hablamos de derechos, me pregunto: ¿y las obligaciones? Los niños y las niñas, los jóvenes tienen derecho a tener obligaciones. A crecer sabiéndose parte de una comunidad que cuenta con su compromiso y participación de acuerdo con su edad y posibilidades. Me pregunto cuánto les negamos al educarlos como centro del universo, que todo lo merecen, que no tienen que dar nada a cambio.Quiero hacer hincapié en que los niños y las niñas, los jóvenes tienen el derecho inalienable de contar con personal capacitado y respetuoso a la hora de hacer una denuncia ante la autoridad. Resulta inconcebible multiplicar el ultraje frente a trogloditas con licencia, que terminan dándole la razón al victimario por aquello de: “Ah, son usos y costumbres”.Hablar de derechos nos lleva a hablar del derecho que tienen nuestros hijos e hijas a tener límites que los ubiquen como parte de una familia, de una comunidad y, por supuesto, en su propio beneficio. De la misma manera que no les damos a nuestros hijos un cuchillo, tampoco le damos un carro, dinero y horario abierto cuando aún no tienen la capacidad de medir consecuencias. Derecho a soñar y a luchar por alcanzar sus sueños, en lugar de recibir y recibir sin siquiera haberlo deseado, sin el menos esfuerzo. Y después, ¿agradecimiento? ¿Cuál? Entiendo que la ley quiere proteger a los menores y prohíbe que trabajen. Pero me pregunto, ¿cuántos oficios y oportunidades de capacitación se han perdido por no poder trabajar de aprendices? ¿Cuál es la línea entre abuso y aprendizaje? El derecho a aprender a ser responsables de sí mismos tendría que estar incluido en el paquete.Derechos a que se les regalen cosas que a ellos les guste y no lo que a sus papás les hubiera gustado tener; derecho a tener más tiempo para jugar, para disfrutar el ocio creativo, en lugar de tantas clases vespertinas para cumplir las expectativas familiares; a que a las niñas las vistan de acuerdo con su edad y no de adolescentes.Derecho a tener metas más altas y modelos cercanos que los estimulen a alcanzar los valores universales. Derecho a tener información y orgullo de las raíces. Derecho a participar en el cuidado del planeta, nuestro único hogar. Derecho a la cercanía de los abuelos y sus cuentos, de las abuelas y sus recetas; a tíos y tías, primos y primas, de sangre o por elección; a más reuniones familiares, laboratorio natural para descubrir sus habilidades cantando, contando chistes, cocinando, declamando: conviviendo, sabiéndose parte importante de un todo. Derecho absoluto de ser aspirantes todos a la felicidad y, por último, al conocimiento de que ésta no se vende en las tiendas, aunque ellas lo pregonen a los cuatro vientos.Amarás y cuidarás a tus cachorros, a tus cachorras como a ti mismo.—
Mérida Yucatán.
margarita_robleda@yahoo.com

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